¿Qué país es el que queremos? Columna de opinión
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Escribe Manuel Reyna
Esta reflexión la hago como un vecino más, como un ciudadano común y corriente, totalmente desapegado de cualquier sesgo ideológico o partidario, con la mayor honestidad intelectual que me caracteriza.
Estamos a pocos días de un Balotaje donde se elegirá un nuevo Presidente para nuestro País. Claramente dos modelos opuestos, y no es con ánimo de minimizar uno o maximizar otro, simplemente que son fácilmente contrastable las diferencias entre uno y otro. Por un lado tenemos de la mano del Candidato de la Coalición Republicana a Álvaro Delgado-Valeria Ripoll, que encarnan la continuidad de una línea trazada en este periodo que termina y por otro lado tenemos a Yamandu Orsi-Carolina Cosse, que representan un modelo de retroceso a lo hecho hasta ahora.
Siempre es sostenido que no se puede dudar que desde el fuero íntimo de cada individuo y más quienes aspiran a conducir un país, quieran lo mejor. Pero también tengo claro que no alcanza solo con las buenas intenciones, que es necesaria una preparación mínima e indispensable para llevar a cabo menuda tarea.
Vivimos dos años con la peor pandemia que devasto al mundo entero y logramos el mejor tratamiento que un gobierno pudo dar, a tal punto de estar entre los primeros 5 a nivel mundial, apelando a un concepto muy sencillo pero muy claro “LIBERTAD RESPONSABLE”. Tuvimos una de las peores crisis hídricas de las últimas décadas, como consecuencia de falta de inversión de gobiernos anteriores, sin embargo se salió airoso de esa situación.
En este periodo de Gobierno encabezado por LUIS LACALLE POU, hemos tenido la mayor Obra Pública de los últimos cincuenta años, con más de 1500 obras de infraestructura y de mejora de calidad de vida de cada uno de los ciudadanos. Donde se llegó a lugares muy remotos donde nadie antes había llegado, sin importar el tamaño ni la cantidad de gente que hubiera, no hubo un afán electoral, se hizo lo que se debía de hacer.
La inversión más grande en asentamientos, con realojos históricos como es el caso del “KENNEDY”. Incremento y mejor redistribución de las políticas sociales, con un abordaje humanista de alta sensibilidad como pocas veces visto.
A pesar de todos los avatares antes mencionado tenemos una Regla fiscal que dio los resultados esperados, un manejo de los costos de los combustibles con la fijación de precio según los precios de paridad de importación, que hicieron que el sector productivo pudiera desarrollarse.
Una recuperación salarial por encima de un 2.5 % sobre los acuerdo firmado con el PIT-CNT, con las tazas de empleo más altas, recuperando más de 100 mil puestos de trabajo y las tazas de desempleo más bajas de los últimos 40 años.
El punto de esta editorial es básicamente, que se me ha presentado una gran disyuntiva, ¿Qué tipo de país queremos?
¿Qué es lo que esperamos? Se dice que equipo que gana no se toca, esa regla en principio y a la luz de lo que vemos, no se estaría aplicando.
Yo que me dedico a una actividad que no sería de primera necesidad, vemos como todos tienen la posibilidad de acceder y disfrutar y vaya que me alegro que lo puedan hacer. Sigo sin comprender ¿Qué es lo que disgusta?
Será que disgusta que al país le vaya bien, que la gente se pueda realizar, eso disgusta, eso moleta y preocupa. Que en vez de igualarnos hacia abajo nos igualen hacia arriba, acaso eso molesta.
En lo personal prefiero seguir eligiendo a quien me da certezas, me dice lo bueno y lo malo sin rodeos, a alguien que no tiene una sola idea clara y que en caso de llegar no va a gobernar el, sino que lo van hacer los sindicatos como lo hicieron cuando fueron gobierno.
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