Mauro Arambarri: De «Tropezón» a goleador de la celeste
Luego de la resonante victoria ante Brasil, Semanario La Prensa charló con el jugador y sus familiares quienes no ocultaron la gran felicidad que sienten por el excelente momento por el que atraviesa el pibe celeste.

Mauro Arambarri, nació el 30 de setiembre de 1995 en el departamento de Salto. Tiene 19 años y mide 1.75 mts, actualmente milita en Defensor Sporting Club.
Es hijo de padres separados y tiene dos hermanos. Comenzó jugando en Baby Fútbol en el club Gladiador del interior salteño.
Sus pasos siguientes en este deporte los continuo en Tropezón, un paraje que lleva el mismo nombre del club en el que jugó y en el cual se guarda una historia muy singular, debutó en la tercera del equipo con tan solo 10 años, su papá Wilney actual presidente del cuadro del litoral era el entrenador y allí se encierra el porque de este hecho tan particular.
Luego arribó a la selección de Salto Interior en donde fue campeón y militó en la Liga “salteña”.
“Tropezón esta muy entrelazado a la familia Arambarri” comentó a semanario La Prensa, un amigo de la familia del pibe que atraviesa por un momento difícil de olvidar.
La razón radica en que el abuelo del goleador juvenil celeste fue el primer presidente de la institución en el año 1950, “Todos los Arambarri han jugado en Tropezón” agregó.

Entre risas y una gran sencillez relata “Me acuerdo de un partido de Eliminatorias donde jugaba Uruguay vs Paraguay en el Estadio Centenario que vinimos a verlo junto a Mauro, el era chiquito y en un momento me dice «en este estadio voy a jugar yo», eso no me lo voy a olvidar jamás”.
Recordemos que Arambarri aún no ha jugado en el máximo escenario del fútbol uruguayo, aunque el sueño esta cada vez más cerca y todo indica que no hay nadie que lo pare
En su llegada a la capital tuvo ofertas para jugar en Nacional y Defensor Sp, pero la propuesta del violeta fue más seria y el futbolista se inclino hacia el Parque Rodó.
Esa convicción que lo acompaña desde muy pequeño a la hora de focalizar sus objetivos, guarda características muy similares a la expresión futbolística que ha mostrado Arambarri en la selección, jugando, corriendo, marcando, tocando el balón y apareciendo cuando más se precisaba un jugador de su personalidad, sin importar su rol dentro del campo de juego, para romper las redes de los equipos rivales.

El volante confía en los delanteros de esta selección pero reconoció lo significativos que fueron para el estos dos partidos “esto es algo que soñé desde chico, no me imaginaba hacer dos goles en dos partidos seguidos”, además destacó la labor de su socio en la mitad de la cancha “tener un compañero así (Nahitan Nández) al lado es algo impresionante, yo trato de seguirlo todo lo que puedo y lo que me dan las piernas”.
El joven de 19 años de edad, clave en la victoria inicial ante Colombia y responsable del sello en el marcador ante Brasil, no oculta su felicidad por este gran momento, pero respaldado por una familia que lo aconseja y que le habla mucho tiene los pies sobre la tierra y no se opone a que la gente se saque fotos con el o a charlar con los medios de comunicación.
El papá esta loco de la vida, Wilney Arambarri, un hombre reconocido en el fútbol de Salto interior, conoce “el paño” e incita a su hijo a “disfrutar del momento”.
“Cuando llegó a Montevideo el fuerte de Mauro era el toque cortito, el buen trato de pelota, pero ahora es goleador…” (Comenta entre risas).
No oculta la pasión de la familia por Nacional, pero hoy tiene la camiseta de Defensor Sporting puesta.
Su experiencia en este deporte cumple un rol muy importante en la vida futbolística del volante juvenil motivándolo a tomar todo con mucha mesura, “cuando se vino a Montevideo me llamaba diciéndome que se quería volver y que extrañaba pero yo no le podía responder que se viniese porque luego volver a jugar en ese nivel iba a ser muy difícil”.

“Creo que muchas veces quienes hacen fracasar a los hijos son los padres. Porque es real que ellos extrañan y te llaman buscando que vos les digas lo mismo para encontrar un cómplice y volverse al pago, pero el rol del padre tiene que ser apoyarlos y mostrarles la realidad”, relata en una distendida charla con Semanario La Prensa.
Wilney Arambarri y toda la familia se dedican a la horticultura en el paraje Tropezón del departamento de Salto. El padre reconoce en su hijo Mauro a uno de sus mejores granjeros, no obstante, alienta al pibe a cambiar las heladas invernales por el calor de las tribunas…
Héctor Martínez – Semanario La Prensa
Publicado martes 20 de enero de 2015 hora 23:00
Fotos: Semanario La Prensa








