Escuela 52 de Piriápolis: Al grito de «Clarita no se va» niños cierran filas detrás de la funcionaria no docente removida por Primaria. Un hecho muy particular ocurrió este miércoles en la Escuela Nº 52 cuando decenas de niños visiblemente conmocionados, algunos incluso llorando desconsoladamente, salieron en defensa de Clara Quintana, auxiliar de cocina del centro educativo, tras enterarse que Primaria la había removido de su cargo decretando su traslado a otra escuela de la zona. El motivo aparente de la decisión del CEIP, es la aplicación del reglamento que en uno de sus puntos establece que familiares directos no pueden compartir el mismo lugar de trabajo.. Desde hace 4 años en forma inobjetable, Clara Quintana (auxiliar de cocina) y su hijo, Emiliano Ledesma (cocinero), trabajan juntos al frente del comedor de la escuela.
Diario La Prensa se trasladó este miércoles, 1 de agosto, hasta el edifico escolar de Sanabria y Reconquista para interiorizarnos de la situación que se vivía en la escuela. Una vez allí pudimos constatar el estado de conmoción en los niños que llorando rechazaban abiertamente la posibilidad que «Clarita», así es como la llaman todos cariñosamente, abandonara la escuela.
Siempre bien recibidos en la Escuela 52,. las partes interesadas se excusaron y abstuvieron de hacer declaraciones públicas, algo que era de esperar, ya que como se sabe, Primaria no les permite hablar con la prensa.
Pudimos saber, en cambio, que en la jornada del miércoles visitó la escuela la Inspectora Departamental, comunicando la decisión a la directora, indicando que la funcionaria Clara Quintana debía dejar la escuela, teniendo en cuenta su vinculación familiar con el cocinero, Emiliano Quintana, algo que no contempla el reglamento de Primaria, otorgándole apenas unos días para que pudiera analizar y estudiar sus posibles nuevos destinos que pueden ser Pan de Azúcar, Estación Las Flores o la Escuela Rural 44 (Ruta Interbalnearia).-
La medida cayó como un balde de agua fría entre los estudiantes propagándose la noticia rápidamente por toda la escuela. La reacción de los alumnos fue inmediata. Indignación y repudio, desazón y rechazo a la medida con un sentimiento generalizado de apoyo y respaldo a la funcionaria.
El recreo fue el momento propicio para demostrar el enorme cariño y afecto que sienten por la funcionaria. En medio de un mar de acongojadas lágrimas, decenas de cartas llegaron a las manos de «Clarita» donde se repetían frases tan contundentes como «si vos te vas, nos vamos todos», mientras los niños se agolpaban en la puerta del comedor saltando y cantando el clásico … no se va… Clarita no se va… (ver video a continuación).
Un poco de historia
Clara Quintana es auxiliar de cocina en Primaria desde hace 29 años; durante 25 años brindó sus servicios en la Colonia Escolar Nº 85 «Dr. Emilio Oribe» de Piriápolis y desde hace 4 años, a mediados del 2014, pasó a formar parte del staff de la Escuela Nº 52 «Elena Marroche de Mussio» de Piriápolis.
En marzo de 2015, su hijo Emiliano Ledesma, ingresó a la Escuela 52 en calidad de cocinero. Desde entonces trabajan juntos sin registrarse en estos casi 4 años, ni un solo incidente en sus quehaceres.
Pudimos saber que Emiliano entra en el turno matutino y prepara el desayuno para los niños. Durante la mañana prepara la comida para 170 escolares, que a veces, son 180. A las 12:00 llega «Clarita y junto a su hijo, y con la ayuda y apoyo de una madre de la comisión fomento, sirven el almuerzo. A las 13:30 Emiliano se retira. Coincide con su madre en el lugar de trabajo apenas 90 minutos. Clarita sigue el turno hasta el cierre de la escuela, encargándose de la limpieza de la cocina y de servir la merienda, entre otras tareas.
El único pecado de estos funcionarios es tener un vínculo familiar, en este caso madre – hijo, algo que el reglamento de Primaria no permite… ¿No permite? Evidentemente las autoridades de Primaria se ajustan al reglamento cuando quieren o les parece. No son estrictas en el cumplimiento del mismo, de hecho Clara y Emiliano, hace 4 años que comparten el lugar de trabajo y nadie decía nada, o sea, estaban trabajando en forma irregular como ocurre en infinidad de casos que se dan tanto aquí en Piriápolis como en todo el país con funcionarios que tienen vínculo familiar y no pasa nada. El punto está en que el reglamento se aplica para unos y para otros no.
Sobre Clara Quintana
Clara Quinta tiene 54 años de edad, pertenece a una familia honesta y trabajadora de Playa Grande, tiene un hogar constituido, tres hijos mayores y cuida de su madre, Susana, de 84 años de edad. Tiene dos trabajos, el de la escuela y otro en horario matutino.
Diario La Prensa hizo algunas consultas sobre el trabajo de Quintana y el de su hijo, Emiliano Ledesma, al frente de la cocina de la escuela y las respuestas fueron unánimes en cuanto al correcto desempeño de ambos, sin existir objeciones de ningún tipo. No encontramos nada que pudiera ameritar un traslado arbitrario como se presenta ese caso.
Clara Quintana y su hijo, Emiliano, cumplen desde hace 4 años y en forma eficiente con la responsabilidad de cocinar, elaborar y preparar la comida para 170 escolares. Sin embargo, Primaria toma la nada amistosa decisión de trasladar a Quintana, conmocionando a la escuela, generando indignación y repudio en los niños que rechazan la medida.
¿Porqué tanto cariño y afecto de los niños para con Clarita?
La respuesta es simple. Quintana es una funcionaria que lejos de cumplir el horario y marcharse, es una persona de valores, de profunda humanidad que demuestra en cada uno de sus actos. Una mujer comprometida con su trabajo y con los niños. Está mas allá de lavar una olla o servir un plato de comida.
Clara está en un lugar estratégico para conocer de primera mano las necesidades de los niños y ayudar a aquellos mas carenciados, brindando contención a los mas vulnerables.
Clara es de las que cuando llega un niño empapado no duda en salir a buscar una muda de ropa, no duda en salir a conseguir un par de medias seco para que se cambien. Clara sabe que hacer y como tratar a los niños que tienen en el comedor de la escuela a su principal, o tal vez única comida, en el día.
Este miércoles fuimos testigos no de ver a uno, ni a dos, ni a tres, eran muchos niños y niñas llorando desconsoladamente, con sentimiento verdadero, a un lado y otro del patio, pidiendo para que no se llevaran a Clarita.
Diario La Prensa aclara que el video llegó a nuestra redacción vía whatsapp en forma anónima. Como se observa no se publicó el original con el fin de preservar la identidad de los menores ante cualquier eventualidad.











