
En su 60º Aniversario, semanario La Prensa presenta la historia del Liceo Popular de Piriápolis contada por el primer profesor titulado que tuvo la institución: El Dr. José A. Loinaz Barbosa. Con tan sólo 17 años de edad,, Loinaz fue uno de los primeros profesores del Liceo Popular, teniendo como alumnos a estudiantes mayores que el en edad, a excepción de su hermano, Luis, que era menor. En el año 1963., cuanto tenía 21 años de edad, se convirtió en el primer profesor titulado del Liceo de Piriápolis, a esa altura ya oficializado. Agradecemos infinitamente a Loinaz, de los estudiantes impulsores y gran protagonista de la creación del Liceo Popular, que en forma exclusiva para diario La Prensa, se tomó el tiempo y el trabajo de escribir, con su puño y letra, los pormenores y detalles que rodearon al proceso fundacional del centro educativo. Gerardo Debali
El trabajo de Loinaz lo publicaremos en varios capítulos, a continuación va la primera parte.
Retrato inédito del proceso fundacional del Liceo Popular de Piriápolis
Primera parte
Escribe el Dr. José A. Loinaz Barbosa
Corría el mes de octubre del año 1957, cuando al suscripto, Dr. José Antonio Loinaz Barbosa que venía cursando los últimos días de clase del 4to año liceal en el liceo de Pan de Azúcar, junto a otros alumnos compañeros que vivíamos en Piriápolis se nos ocurrió la loable y fantástica, y si se quiere, quijotesca idea, de crear un liceo en nuestra ciudad, para beneplácito de los adolescentes piriapolenses, aunque fuera fundado con el primer y de ser posible con el segundo año liceal.

Inmediatamente nos pusimos en campaña para que el sueño del liceo propio en Piriápolis se hiciera realidad en marzo del año 1958, o sea, a tan solo cuatro meses que nos largaramos en tan increíble odisea cultural, manteniendo la primera reunión en mi casa, en el legendario chalet «Villa Edda», una de las edificaciones más antiguas del balneario piriapolense., próximo a cumplir cien años de construido por encargo de mis abuelos maternos, Pedro Barbosa Gutierrez y Ana María Sánchez de Barbosa y que siempre nos ha pertenecido familiarmente desde entonces. Dicho encuentro estuvo presidido por mi madre, la profesora Edda Barbosa Sánchez de Loinaz, que desde el primer momento nos apoyó entusiasta e incondicionalmente en dicho movimiento fundacional.
La reunión contó con la asistencia de mis compañeros, entre otros, apelando a mi buena memoria, Omar Mederos, José «Pepito» González Zeballos, Santos Negro, Bernardo Klemper, Mariucha y Eugenia Mondello, Susana y Catalina Sanso, Chichita Scaglia, Raquel Núñez, Edison Parodi, y Emil Loureiro. Todos expresaron el deseo que en el futuro, lo más inmediato posible, los estudiantes liceales de nuestra ciudad tuvieron su liceo, para evitar el grave inconveniente de tener que viajar diariamente a Pan de Azúcar en los ómnibus del inolvidable Pepe Fuentes, que obviamente no contaba con ninguna de la comodidades actuales, y que en invierno pasamos mucho frío porque los mismos eran totalmente abiertos en la parte de atrás y además, muy lentos, ya que los viajes diarios de ida y vuelta consumían dos horas de traslado a Pan de Azúcar y viceversa a Piriápolis, y el costo de los pasajes muy difícil de pagarlos por los humildes padres de Piriápolis. Recuerdo que mamá y mi abuela, nos regalaron un rico chocolate con churros y los merengues que era la especialidad culinaria de mi abuela y que se habían hecho famosos por ser muy sabrosos.
Enseguida, casi diariamente, nos reuníamos en las casas de mis compañeros, donde los padres nos abrían muy generosa y entusiastamente las puertas de sus hogares, como por ejemplo Omar Mederos, su padre tenía un conocido taller de arreglos de zapatos en la zona, Bernardo Klemper, que como era sobrino de la directora de la Escuela Nº 52, que hoy lleva su nombre, Elena Marroche de Mussio, nos reuníamos en el local de dicho centro educacional, también en la casa de José Pepito González Zeballos (su padre era un prestigioso comerciante local, también en el hogar de Mariucha y Eugenia Mondello, hijas del famoso fotógrafo Pepe Mondello (Foto Pepe) y de las hermanas Susana y Catalina Sansó (el padre de las mismas era el propietario del reconocido bar «El Turista», ubicado al lado de la panadería del «Negro» Sureda en la Av. Piria). También nos reuníamos en la casa de las compañeras Elizabeth Schiavone, siendo sus padres propietarios de la recordada farmacia «Las Camelias» y a la vez, grandes profesores de Matemáticas y de Química, y hermano de Jorge Schiavone, un genio en Matemáticas, y que a pesar de tener casi nuestra edad, nos ayudaba como si fuera un eximio docente, en la comprensión de la difícil materia de matemáticas.
Y finalmente cabe recordar que nos encontrábamos en la cafetería y rotisería propiedad del señor Castor Castro, ubicada en la Rambla de los Argentinos, al lado del cine «Miramar», que era el padre de nuestro compañero Alberto Castro. Allí se nos invitaba muy cordialmente con un riquísimo chocolate y sabrosos churros
que eran la especialidad de la casa. Por último, recuerdo que también nos reuníamos en la casa de «Panchito» Conde, cuyo padre era el administrador del Gran Hotel Argentino.
La primer tarea a cumplir, era poner en conocimiento de la población la idea que Piriápolis contara con un liceo, y para eso, organizamos multitudinarias asambleas ciudadanas, todas ellas desarrolladas en la Escuela Pública Nº 52 y en las cuales, unánime y fervorosamente, los asistentes expresaron su pleno respaldo a la referida iniciativa.
Concomitantemente con las actividades recién referidas, mi madre, que venía desarrollando una intensa y filantrópica vida ciudadana de apoyo a la comunidad, logró atraer a muy importantes piriapolenses para integrarse a nuestro movimiento fundacional, y una vez más apelando a mi excelente memoria, recuerdo, entre otros, al químico farmacéutico Bolívar Machado propietario de la famosa Farmacia «Machado», al cual lo recuerdo con especial afecto porque fue la persona que me propuso como profesor en el futuro liceo, y por ende, le debo eternamente a él, que yo me iniciara en la apasionante carrera docente; el gran Jorge Sacalidis, propietario del hotel «Neo»; del Dr. Héctor Barrios, médico de la zona, y aquí recuerdo, que en una calurosa noche del mes de enero de 1958, lo visitamos en su espléndida casa, junto a mi madre, para pedirle su apoyo a nuestra movilización liceal, y enseguida nos contestó, muy afirmativamente nuestra petición, incluso, mamá le sugirió la posibilidad de que fuera el director del futuro liceo, como así sucedió, en los hechos; también fueron invalorables los apoyos de varias señoras amigas de mamá, que crearon una gran comisión de damas apoyando al liceo popular de Piriápolis, y entre otras distinguidas señoras, recuerdo a Adelina y Dora Dell’Isola de Piriápolis, esposas de los hijos del gran Francisco Piria, fundador y pionero de nuestra querida ciudad balnearia, de Elena Casella de Insaurralde, de Beba Borrallo y de la Sra. de Arredondo y de Estela Larralde, que fuera una gran secretaria del Liceo Popular de Piriápolis.
Aquí debo valorizar muy especialmente la tarea de dicha comisión de damas, porque como es sabido en Piriápolis, como sucede en todos los balnearios del país, en verano justamente por el intenso trabajo zafral turístico, no queda persona adulta con tiempo disponible para alguna utilidad que no sea la del trabajo laboral propio, y solo, apenas unas pocas personas tienen la dicha de contar con el tiempo disponible suficiente para en el caso concreto de lo que venimos exponiendo, de trabajar a favor de la creación de nuestro liceo, y aquí, muy enfáticamente expreso, que de no haber existido la Comisión de Damas, encabezada por mi querida madre, hubiese sido fácticamente imposible, que un Lunes 17 de marzo de 1958 se abrieran milagrosamente las puertas del Liceo Popular de Piriápolis. Y cumpliendo con un acto de estricta justicia, a dichas valientes y sacrificadas Damas, debemos de estarles eternamente agradecidos por todo lo que desinteresada y generosamente hicieron a favor de la creación de nuestro liceo. En horabuena dicha recordación.
Y en este momento del presente inédito relato, me viene a la memoria los nombres de otras destacadas integrantes de dicha Comisión de Damas, la abogada Sra. esposa del Dr. Barrios, que la llamaban con todo respeto y afecto la «Negra», la Dra. Myrna Torello de Iglesias, una gran abogada y docente muy amiga de Mamá, de la Profesora Ruth Xavier de Bianchi, otra gran pionera en la referida Comisión, profesora Perla Dominguez de Odera, una excelente docente de Inglés, las excelentes maestras Nezcy Leal, las hermanas Melania y America Meca Concianchic, el gran matrimonio docente de Moisés Pilosof y su Sra. Bertita Slepovich y la maestra Albina Panzi que tenía un gran chalet, casi frente al «Puertito Don Anselmo» en Punta Fría y que fuera construido por una persona sola, su hermano, convirtiéndose ello en una verdadera hazaña laboral humana, y de la Sra. Virginia Pregliasco.
También la benemérita Comisión de Damas consiguió el apoyo de muy valiosos piriapolenses que dieron una mano invalorable a favor de la creación de nuestro futuro liceo, y entre ellos recuerdo al Sr. Elbio Goicoechea, que tenía la Agencia local del Banco de Seguros del Estado (padre de los actuales destacados, escribano Darío Goicoechea y el contador Mario Goicochea, del Sr. Joaquín Furtía que era propietario de valiosos locales comerciales, de los recordados hermanos Salvador y Baldirio Silva y del gran constructor Marcos Papandoni, quienes generosa y filantrópicamente permitieron nada menos que en el hotel Astoria, ubicado en la intersección de la Av. Piria y Chacabuco, funcionara ediliciamente el Liceo Popular de Piriápolis, a partir de su fundación, aquel histórico 17 de marzo de 1958; del inolvidable gran empresario Francisco Sarubbi, propietario de la famos barraca Francisco Sarubbi, cuyo gran gerente comercial era el señor Raquel Villalba, padre de dos de mis mejores amigos, Eduardo y Carlitos Villalba Abbadie, del recordado Alfonso Denis, propietario del Gran Hotel Embassy, que muy generosamente nos prestaba la planta baja del mismo para hacer grandes reuniones sociales, culturales y bailables con los alumnos del Liceo Popular y sus familiares.
Nota de redacción: Encuentre esta nota en la edición impresa Nº 486 de diario La Prensa correspondiente al día viernes, 16 de marzo de 2018. En venta en todos los kioscos y puntos de venta de diarios y revistas.











