1825 – 12 de octubre- 2025: 200 años de la Batalla de Sarandí . Uruguay conmemora el bicentenario de la Batalla de Sarandí, librada el 12 de octubre de 1825, con actos en varios departamentos del país, donde Maldonado se suma a la celebración, con acto protocolar en Punta del Este y un desfile cívico militar y de caballería gaucha en la plaza San Fernando de Maldonado. Esta batalla fue una victoria clave del Ejército Oriental sobre el Imperio de Brasil y es considerada única por haber reunido a todos los líderes del proceso de independencia, incluyendo a Juan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe y Fructuoso Rivera, y podríamos incluir a otro de los 33 Orientales, Pablo Zufriategui, quien también jugó un papel fundamental en la victoria militar de Sarandí. Las celebraciones incluyen desfiles, actos patrióticos y recreaciones, en el marco de los 200 años de la llamada «Cruzada Libertadora».
Batalla de Sarandí
12 de octubre de 1825
Ocupada la Provincia Oriental por los luso-brasileños en 1820 e imponiéndole el nombre de Provincia Cisplatina, la ocupación militar se mantuvo luego de disolverse la unidad con Portugal.
Ante esto, los orientales reanudaron sus esfuerzos para finalizar con la dominación portuguesa. Así, luego del desembarco de los Treinta y Tres en la playa de la Agraciada, el 19 de abril de 1825, reforzado con milicias, Lavalleja y sus hombres obtuvieron varios éxitos. El 24 de abril liberaron la población de Soriano, el 2 de mayo la ciudad de Guadalupe (actualmente Canelones), el 8 de mayo establecieron el sitio a la ciudad de Montevideo dirigido por Manuel Oribe y el 18 de agosto sitiaron Colonia del Sacramento.
La Batalla del Rincón, victoria obtenida por Rivera el 24 de setiembre contra las fuerzas brasileñas comandadas por Mena Barreto, significó un gran infortunio para las fuerzas brasileñas que ocupaban Montevideo, bajo el gobierno de Carlos Federico Lecor.
En consecuencia, inmediatamente que la noticia fuera conocida, se organizó en Montevideo la salida de un cuerpo de tropa de alrededor de mil soldados brasileños, al mando del coronel Bento Manuel Ribeiro, con el plan de unirse al ejército brasileño que estaba en la campaña, comandado por el general Bento Gonçalves y que tenía una fuerza similar.
Enterado Lavalleja, que se encontraba en Durazno, de la salida de tropas brasileñas desde Montevideo, trató de impedir que estas se unieran a las que bajo el mando de Gonçalves se desplazaban hacia el sur, desde las costas del Río Negro. El hostigamiento que Lavalleja intenta sobre la fuerza de Gonçalves no tuvo éxito, de modo que finalmente ambos ejércitos brasileños lograron reunirse.
El 12 de octubre de 1825, en un gran esfuerzo, Lavalleja pudo reunir un contingente de número similar al brasileño y enfrentó al ejército brasileño en las puntas del arroyo Sarandí (en el actual departamento de Florida).
“Lavalleja en las puntas del Sarandí libra el 12 de octubre siguiente la más importante batalla hasta entonces en los anales militares rioplatenses. Un fuerte ejército brasileño de 3.000 hombres de caballería, al mando de los célebres guerrilleros riograndenses Bento Gonçalves y Bentos Manuel Ribeiro, es arrollado por los patriotas “sable en mano y carabina a la espalda”, diezmado y perseguido por más de dos leguas, dejando en el campo numerosos muertos, heridos y prisioneros.” (1998: 36).
El ejército oriental estaba compuesto por tres cuerpos, el de la izquierda comandado por Rivera que venía de vencer en Rincón, al centro los comandados por Manuel Oribe, y a la derecha el grupo al mando de Pablo Zufriategui, que había desembarcado con Lavalleja en la playa de la Agraciada.
Según los relatos, al amanecer ambos ejércitos se encontraron enfrentados. Los brasileños iniciaron el ataque, a caballo, avanzando en tropel y al galope tendido hacia los soldados de Lavalleja.
Al acercarse, Lavalleja dio a su ejército la orden de atacar en la misma forma, con su célebre voz de “carabina a la espalda y sable en mano”.
El combate se trabó en un feroz entrelazamiento de ambas fuerzas a caballo, en un cuerpo a cuerpo donde el sable fue el arma predominante. El ejército brasileño fue poco a poco dominado, y finalmente se batió en retirada; siendo perseguido a la desbandada por los combatientes orientales, por una distancia mayor de dos leguas.
Como consecuencia de esta batalla, primeramente todo el centro de la campaña oriental quedó dominada por los orientales, quienes lograron constituirse en el Congreso de la Florida y solicitaron la reunificación con las Provincias Unidas del Río de la Plata (Argentina).
El Congreso General Constituyente reunido en la ciudad de Buenos Aires aprobó el 24 de octubre una Ley de Reincorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata, restableciéndole el nombre que le había dado José Gervasio Artigas: Provincia Oriental. De todos modos, el ejército brasileño retenía el dominio del nordeste, lo que le permitía mantenerse en contacto con su territorio metropolitano.
Por tal motivo, se llevaron a cabo acciones para tratar de dominar esa zona, lo que permitió que el 31 de diciembre de 1825 los hombres al mando del coronel Leonardo Olivera lograran ocupar la Fortaleza de Santa Teresa, situada en el departamento de Rocha, cerca de la actual frontera con el Brasil, desalojando de ella a la fuerza ocupante. A partir de ello, las fuerzas brasileñas solamente ocupaban las ciudades sitiadas de Colonia y Montevideo.
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Referencias bibliográficas:
Castellanos, A. (1998): La Cisplatina, la independencia y la República Caudillesca. Ediciones de la Banda Oriental y La República. Montevideo.
Parte mandado por el General D. Juan Antonio Lavalleja al Comisionado del Gobierno Oriental en Buenos Aires:
«Ya no es posible que el déspota del Brasil espere de la esclavitud de esta provincia en engrandecimiento de su imperio. Los Orientales acaban de dar al mundo un testimonio indudable del aprecio en que estiman su libertad. Dos mil soldados escogidos de caballería brasilera, comandados por el Coronel Ventos Manuel, han sido completamente derrotados el día de ayer en la Costa del Sarandí, por igual fuerza de estos valientes patriotas, que tuve el honor de mandar. Aquella división tan orgullosa como su jefe, tuvo la audacia de presentarse en campo descubierto, ignorando sin duda la bravura del Ejército que insultaban. Vernos, y encontrarnos fue obra del momento. En una y otra línea no precedió otra maniobra que la carga; y ella fue ciertamente la más formidable que puede imaginarse. Los enemigos dieron la suya a vivo fuego, el cual despreciaron los míos y a sable en mano y carabina en la espalda, según mis órdenes encontraron, arrollaron y sablearon, persiguiéndolos más de dos leguas, hasta ponerlos en la fuga y dispersión más completa; siendo el resultado quedar en el campo de batalla de la fuerza enemiga más de cuatrocientos muertos, cuatrocientos setenta prisioneros de tropas, y cincuenta y dos oficiales, sin contar con los heridos que aún se están recogiendo, y dispersos que ya se han encontrado y tomado en diferentes aportes; más de dos mil armas de todas clases, diez cajones de municiones, y todas las caballadas. Nuestra pérdida ha consistido en un oficial muerto, trece de la misma clase heridos, treinta soldados muertos, setenta heridos. Los señores jefes, Oficiales y tropas son muy dignos del renombre de valientes. El bravo y benemérito Brigadier Inspector,[¿quién?] después de haberse desempeñado con la mayor bizarría en el todo de la acción corre sobre una fuerza pequeña que ha escapado del filo de nuestras espadas. En primera ocasión, detallaré circunstanciadamente esta memorable acción pues ahora mis muchas atenciones no me lo permiten. El sargento Mayor encargado de detalle de este Ejército y conductor de éste, informará a Ud. de los otros pormenores que apetezca instruirse.
Dios guarde á V. muchos años.
Cuartel General en el Durazno, Octubre 13 de 1825.
JUAN ANTONIO LAVALLEJA
Al Sr. Comisionado del Gobierno Oriental.»
Fuente Wikipedia











