No caben dudas que el 16 de julio es una fecha histórica para el fútbol uruguayo. Por un lado la gesta de Maracaná en 1950, la mayor hazaña mundialista de todos los tiempos cuando Uruguay ante 200.000 personas le ganó a Brasil y se convirtió por cuarta vez consecutiva (ganó dos medallas de oro olímpicas cuando todavía no existían los Mundiales) en Campeón del Mundo. Por otro lado, y mas reciente, también un día como el de hoy pero del año 2011, once leones celestes enmudecían otro estadio y silenciaban a todo un país. Esta vez la víctima fue Argentina que jugando en el estadio de Colón de Santa Fe, llamado cementerio de los elefantes, sucumbía ante la celeste en el marco de los cuartos de final de la Copa América. Posteriormente Uruguay se coronó campeón de América por 15ª al derrotar en la final a Paraguay por 3 a 0.
Copa América 2011: Eliminamos a Argentina en su casa!
Nada mejor que este video de la TV española para recordar aquella gesta que en suerte nos tocó vivir desde adentro: Fue, es y será inolvidable! Gracias Uruguay por hacernos vivir momentos como estos!
http://youtu.be/XtypaUr_DOg
A 63 años del Maracanazo
Recordamos la hazaña de Maracaná con este muy buen video que recuerda la gloria celeste y el duelo brasileño
Maracanazo es el nombre con el que se conoce a la victoria de la selección de fútbol de Uruguay en la final de laCopa Mundial de Fútbol de 1950 frente a la selección de fútbol de Brasil. Contra todo pronóstico, Uruguay ganó 2:1 a Brasil en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro. Por extensión, el término se ha generalizado para definir a aquella victoria de un equipo o deportista, preferentemente una final, en campo ajeno y teniendo todos los factores en contra.
Si bien el campeonato se definió mediante una ronda final de cuatro equipos (jugando en la modalidad todos contra todos), el último partido se convirtió en una final «de hecho». Se jugó el 16 de julio de 1950 en el Estadio Maracaná en Rio de Janeiro, Brasil, frente unos 173.850 espectadores, la mayor cantidad de espectadores jamás reunida para presenciar un partido de fútbol.1 El equipo favorito tras una campaña de invicto y goleador era Brasil que llegaba con 4 puntos producto de sus victorias (en ese entonces un partido ganado otorgaba dos puntos mientras que un empate otorgaba uno) por goleada frente a Suecia por 7-1 y España por 6-1, mientras que Uruguay llegaba habiendo obtenido 3 puntos frente a los mismos rivales (un empate por 2-2 con España y una victoria ajustada de 3-2 frente a Suecia).
Cabe mencionar que, si bien la favorita era Brasil, la selección de Uruguay era en ese momento una de las más laureadas del planeta, con una Copa del Mundo, ocho Copas de América y dos títulos olímpicos, y que su juego llevaba décadas provocando la admiración de todos los aficionados del mundo.
Inclusive la selección uruguaya había jugado tres partidos de fútbol contra su equivalente de Brasil pocos meses antes a la Copa del Mundo, resultando en dos triunfos brasileños y uno uruguayo, por lo cual la diferencia de calidad entre ambos equipos no era excesiva, si bien era reconocible la superioridad del ataque brasileño. Aun así, en la Copa Mundial elequipo brasileño precisaba tan sólo de un empate para ser campeón, lo cual aumentaba el triunfalismo de la afición local y reducía las opciones uruguayas.
Los principales diarios de Brasil ya tenían sus primeras planas impresas, siendo que el «Diario de Río» ponía en su portada «O Brasil vencerá – A Copa será nossa«, mientras que «O Mundo» colocaba en su portada «Brasil Campeão Mundial de Futebol 1950«; las carrozas estaban preparadas en Río de Janeiro para encabezar el carnaval de los festejos y ya se habían vendido más de 500.000 camisetas con la inscripción de: “Brasil Campeão 1950”, el estadio Maracaná (recién inaugurado) se encontraba decorado con pancartas en portugués que decían “Homenaje a los Campeones del Mundo”. Además las autoridades brasileras habían acuñado monedas conmemorativas con los nombres de los futbolistas de la selección local. Había una banda de músicos presente en el estadio con instrucciones de interpretar el himno del ganador al final del partido, la confianza llegaba al extremo de no entregar a la banda una partitura del Himno Nacional de Uruguay, también los músicos habían sido preparados para tocar una marcha triunfal titulada «Brasil Campeão» compuesta expresamente para esta ocasión.
Incluso el mismo presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet, estaba convencido de la victoria local gracias al ambiente triunfalista expresado por la afición brasilera. Rimet en el bolsillo derecho de su saco llevaba un discurso en homenaje a los campeones brasileños, escrito en portugués. Pese a que futbolísticamente los equipos brasileño y uruguayo se hallaban en similar nivel, la prensa y la afición de Brasil habían creado un ambiente de triunfalismo donde el triunfo local parecía inevitable mientras que una victoria visitante era asumida como imposible.
El partido
Antes de empezar el partido, los futbolistas uruguayos eran conscientes del enorme favoritismo del que gozaba la escuadra brasileña. El entrenador uruguayo Juan López Fontana deseaba evitar una derrota humillante, y pidió a sus jugadores que jugaran defensivamente; cuando López se retiró el capitán uruguayo Obdulio Varela dijo a sus compañeros: «Juancito es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España«. Los hombres de la escuadra uruguaya entendieron así que jugar defensivamente contra el equipo brasileño resultaría en una derrota por goleada. Poco antes de entrar al campo de juego los futbolistas uruguayos perciben el estruendo de los aficionados brasileños en las tribunas delMaracaná. Varela animó a sus compañeros diciendo: «Muchachos, los de afuera son de palo, que comience la función«. El juego empezó a las 15 horas.
Al empezar el partido el equipo brasileño empieza su habitual presión con delanteros, en busca del gol y para liquidar el partido en el menor tiempo posible. Cabe destacar que los anteriores triunfos de Brasil en el torneo habían sido por abultado margen, y en esta ocasión la afición local casi exigía repetir goleadas similares. El portero uruguayo Roque Máspoli logra contener los ataques brasileños exitosamente, y así finalizar la primera mitad del tiempo reglamentario, ambos equipos se retiran empatados a cero, pese a la molestia en las tribunas por falta de goles.
Pese a este desagrado, el optimismo continuaba entre el público local pues con el empate Brasil se estaba consagrando campeón mundial. A comienzos del segundo tiempo en el minuto 2, el brasileño Friaça anota el primer gol de la tarde. Una gran celebración empieza a inundar el estadio, incluyendo algunos petardos. La algarabía dura poco pues el capitán uruguayo Obdulio Varela acude a reclamar una posición adelantada al árbitro, para ganar tiempo y restar tensión al partido; años después Varela reconocía que en el caso de seguir jugando en medio de la algarabía del público brasileño, el empuje de los futbolistas locales hubiera precipitado una goleada contra Uruguay.
Tras bajar la tensión del público y de los equipos, se reanuda el juego, y en el minuto 21 anota un gol el uruguayo Juan Alberto Schiaffino e iguala el marcador del encuentro. Con este resultado de 1-1 aún se adjudicaba Brasil el mundial. Aun así los jugadores uruguayos continúan defendiéndose acertadamente, y continuan inclusive lanzando ataques sobre el área brasileña.
Sin embargo, en el minuto 34 del segundo tiempo se genera otro ataque uruguayo donde Obdulio Varela lanza un pase hacia Alcides Edgardo Ghiggia, que entrega el balón a Julio Pérez, este se la devuelve en corto a Ghiggia que supera al defensa brasileño Bigode, finge un centro ante el arquero local Moacir Barbosa, y patea un violento tiro entre el arquero y el poste. Ghiggia anota así el segundo gol para Uruguay y el estadio queda en silencio. Inclusive los futbolistas uruguayos quedan impresionados con el repentino silencio en el recinto, donde minutos antes reinaba la euforia de la afición.
Estaba a punto de finalizar el partido, Brasil atacaba con todo su poderío, pero le es imposible revertir el resultado. Al cumplirse el tiempo oficial, a las 16.45 horas, el árbitro inglés George Reader silbaba el final del partido, con lo cual estallaba la alegría de los jugadores uruguayos. Al finalizar el partido la mayor parte del público salió en silencio o llorando del Estadio Maracaná, los futbolistas brasileños mostraban abiertamente su pesar, y la prensa local lanzaba comentarios apenados e incrédulos ante una derrota totalmente inesperada; la banda de música traída para la ocasión no ejecutó pieza alguna, no percatándose de la ceremonia de entrega de la Copa Jules Rimet a Uruguay.
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Reacciones
Para los aficionados brasileños la victoria uruguaya fue casi una tragedia, comentada como la peor derrota deportiva del país. Se cancelaron los preparativos de una celebración que era obvia para muchos. Se reportaron numerosos suicidios de aficionados. Desde entonces la palabra Maracanazo ha quedado como expresión de derrota o desastre imprevisto, para los brasileños.
En cambio, para los uruguayos la fiesta fue total. La inesperada victoria llegaba a oídos en territorio uruguayo, gracias al inolvidable relato de Carlos Solé. La gente se volcó a las calles a festejar, lo que en un principio parecía un sueño inalcanzable. El desconcierto era tal tras la victoria uruguaya, que las 173.850 personas en el estadio quedaron enmudecidas apenas terminó el partido, donde la concurrencia de uruguayos era de apenas un centenar de personas, a tal punto de que los únicos sonidos que se escuchaban eran los del plantel celeste.
También se dio una anécdota que involucraba al entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet. Cuando el encuentro estaba empatado 1 a 1, Rimet se dirigió a los vestuarios para preparar su discurso de felicitaciones para Brasil, pero cuando volvió al terreno de juego (ya terminado el encuentro) se llevó la sorpresa de no ver ningún festejo, ya que Uruguay había logrado la hazaña. Tan desconcertado quedó Rimet, que incluso la ceremonia oficial de entrega de la copa a Uruguay no se ejecutó: Rimet apenas pudo acercarse al capitán uruguayo Obdulio Varela en el borde del terreno de juego, darle un breve apretón de manos y entregarle casi a escondidas, el trofeo.2
Años después recordaba Rimet:
“…Todo estaba previsto, excepto el triunfo de Uruguay. Al término del partido yo debía entregar la copa al capitán del equipo campeón. Una vistosa guardia de honor se formaría desde el túnel hasta el centro del campo de juego, donde estaría esperándome el capitán del equipo vencedor (naturalmente Brasil). Preparé mi discurso y me fui a los vestuarios pocos minutos antes de finalizar el partido (estaban empatando 1 a 1 y el empate clasificaba campeón al equipo local). Pero cuando caminaba por los pasillos se interrumpió el griterío infernal. A la salida del túnel, un silencio desolador dominaba el estadio. Ni guardia de honor, ni himno nacional, ni discurso, ni entrega solemne. Me encontré solo, con la copa en mis brazos y sin saber qué hacer. En el tumulto terminé por descubrir al capitán uruguayo, Obdulio Varela, y casi a escondidas le entregué la estatuilla de oro, estrechándole la mano y me retiré sin poder decirle una sola palabra de felicitación para su equipo… ”
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Ese día fue el último partido oficial de fútbol en el cual el equipo de Brasil jugó con uniforme totalmente blanco. En adelante la selección brasilera comenzó a utilizar la tradicional camiseta verde-amarela con pantalón azul, confiando que esta vez sí les traería buena suerte.
Años después Alcides Ghiggia de visita en Brasil pronunció una frase que refleja la repercusión del Maracanazo tanto para Brasil como para el fútbol mundial: «Solo tres personas fuimos capaces de silenciar el Maracaná; el Papa Juan Pablo II, Frank Sinatra y yo». Unos años mas tarde, el que fue capitán del seleccionado uruguayo ese día, Obdulio Varela, fue sincero y dijo: «La verdad es que si ese partido lo jugábamos otras 99 veces, ¡Las perdíamos todas!».
En la voz de Solé
Al no haber demasiados uruguayos presentes en las tribunas del estadio, unas de las vías de comunicación del partido para los charrúas fue el relato de Carlos Solé (uno de los tres relatores uruguayos que concurrieron). Los relatos de ambos goles quedaron en el recuerdo de los uruguayos.
Primer gol de Uruguay
«…Quita Míguez para apoyar a Schiaffino; frente a él se defiende Bigode. La resta al centro de la cancha donde va a tomar Gambetta. Se corre Gambetta. Cruza la pelota en dirección a Julio Pérez. Julio Pérez arremete de frente a Danilo. Lleva la pelota Pérez. Le traba la pelota Danilo. Con todo la vuelve a tomar Pérez. Se repliega. Elude a Bauer. Apoya a Obdulio Varela. Varela al puntero Ghiggia. Avanza Ghiggia perseguido por Bigode. Lo anula Ghiggia a Bigode. Se corre al arco. Coloca el centro. Toma Schiaffino. Tira. Goool, goool uruguayo. Gol de Schiaffino. Schiaffino a los 21 minutos. Se le escapó Ghiggia al jugador Bigode. Colocó el centro y el jugador Juan Alberto Schiaffino la tomó de media vuelta. Colocó un violento remate alto dejando sin chances a Barboza a los 21 minutos. Schiaffino autor del tanto. Uruguay 1 Brasil 1…»
Segundo gol de Uruguay
«…La para Míguez y apoya Julio Pérez. Se va delante Julio Pérez con la pelota esperando que se cruce Ghiggia. Julio Pérez sigue atacando. Pérez a Ghiggia. Ghiggia a Pérez. Pérez avanza, le cruza la pelota a Ghiggia. Ghiggia se le escapa a Bigode. Avanza el veloz puntero derecho uruguayo. Va a tirar. Tira. Goool, goool, goooool, goooooool uruguayo. Ghiggia tiró violentamente y la pelota escapó al contralor de Barboza. A los 34 minutos, anotando el segundo tanto para el equipo uruguayo. Ya decíamos que el gran puntero derecho del conjunto oriental estaba resultando la mejor figura de los uruguayos. Se escapó de la defensa brasileña. Tiró en acción violenta. La pelota rasante al poste escapó al contralor de Barboza y anotó a los 34 minutos Ghiggia el segundo tanto para Uruguay. Uruguay 2 Brasil 1. Autor del tanto Ghiggia a los 34 minutos…»3
Fuente Wikipedia
Argentina tambien recuerda el «Maracanazo». Los argentinos realizan un homenaje a la mayor hazaña en la historia de los mundiales. Fue en el excelente programa «Planeta Gol» de Fernando Lavecchia y Pablo González.
Recordá la historia de la final que Uruguay le ganó a Brasil en 1950 en su propia casa. No te pierdas el informe que preparó Planeta Gol.







